Traer una nueva a vida al mundo ha sido una de las experiencias que más ha llenado nuestras vidas, DIOS nos ha confiado la oportunidad de vivir tan hermoso proceso y desde el principio buscamos que fuera amoroso, respetado y darle la mejor bienvenida a nuestra hija.
Al descubrir a LUA encontramos todo aquello que, sin aún saberlo, queríamos para disfrutar al máximo nuestra paternidad. Gracias a Amapola y Paloma iniciamos un sendero de aprendizaje, de descubrimiento, donde nos dieron una perspectiva especial donde rompimos mitos, hallamos la importancia de empoderarnos en el proceso que estábamos viviendo y así, confiar en nuestras decisiones, saber qué queríamos y por qué estábamos dispuestos a que nuestra hija naciera en nuestro hogar. Para nosotros fue fundamental encontrar en ellas un verdadero interés por nuestro proceso, ver cómo dedicaron horas enteras en cada acompañamiento, los talleres, las visitas. En cada momento fuimos escuchados, nos brindaron los más valiosos consejos, guías, realmente siempre quisieron lo mejor para nosotros tres.
Nunca imaginamos ni estuvimos cerca de dimensionar lo que iba a ser el momento del parto, no hay forma de describir esas horas maravillosas donde gracias a LUA pudimos sentir la seguridad, la confianza de saber cómo recibir cada contracción, la tranquilidad que nuestra hija estaba bien, la salud de ambas siempre fue monitoreada; todo estuvo dispuesto y preparado para el único y maravilloso momento donde pudimos recibir en nuestras manos a nuestra hija, que en el primer instante llegara al pecho de su madre, fundirnos en un abrazo y vernos a los ojos, y en esa mirada encontrar la felicidad que sí pudimos; luego de 26 horas de trabajo de parto, logramos que el milagro de la vida tomara forma y voz en ese ángel que nos fue enviado.
Con LUA nos sentimos en familia, la confianza y cercanía que nos brindaron nos permitió expresarnos tal y como somos, ser auténticos, sin temor a ser juzgados o criticados, ellas en todo momento respetaron y tuvieron una actitud y mente abierta, dispuestas a darnos soluciones frente a cada una de las situaciones que se nos fueron presentando. El acompañamiento, el trato, definitivamente está lleno de amor, calidez, dedicación, encontramos una diferencia abismal con lo que en algún momento llegamos a recibir en las instituciones de salud.
Gracias a esta experiencia resaltamos el valor y la importancia del trabajo que, como parteras, tienen en sus manos; eso sagrado, trascendental y místico se rescata cuando se infunde que somos mamíferos, que el parto es un proceso fisiológico y como tal, merece toda la atención, el respeto y los cuidados que nos permitieron conocer.
Mayra Perozo y Diego Magri
Parto en casa Bogotá
Agosto 2022