Relato parto en casa Martha & Leticia

Parto en casa Bogotá

Antes de quedar embarazados sabíamos que queríamos parir en casa, aunque no conocíamos de nadie en Colombia que lo hubiese hecho así recientemente. Contacté a Amapola por recomendación de mi médico y un par de meses después sabíamos que ya estábamos en embarazo. A los 3 meses de gestación comenzamos el acompañamiento de LUA en plena pandemia, con talleres virtuales, citas en consultorio y sintiendo la presencia total de este equipo que día a día nos empoderaba mas con información y evidencia científica. Fue un tiempo en el que crecía la barriga y con ella crecía nuestra confianza despojándonos de miedos ajenos y alimentando nuestra reconexion interna, disfrutando de la contención, empatía, cariño y profesionalismo que nos ofrecía LUA. Fue un proceso armónico, fluido, que cada día resonaba más con nosotros. Tuvimos y reforzamos la certeza de que el parto era un acto fisiológico natural y que siempre tendríamos la posibilidad de ir a un hospital si así fuera necesario, aunque las probabilidades de no requerirlo eran muy altas.

Leticia escogió su llegada en la semana 38,3, en la madrugada del sábado 6 de febrero, en nuestra habitación de luz tenue, en libre movimiento, después de recibir 5 horas de contracciones aferrada a las manos de mi amor Juan David quien me cantó ininterrumpidamente el canto carnático, primero a solas y luego rodeados de Amapola, Paloma y Julieta. Así como todo mi embarazo, el parto fluyó con naturalidad y facilidad, sin ninguna intervención más que los abrazos, el apoyo y palabras a baja voz que me decían los 4 seres de luz que me rodeaban en ese momento mágico, salvaje, alucinante e indescriptible. El saco amniótico se asomó lleno de agua cristalina como a eso de las 3am, luego brotó el agua y a las 5:34am yo estaba en 4 apoyos en el piso sobre mi Mat de yoga, rodeada de mis parteras y mi amor; sonaba un coro de voces femeninas de fondo, un grito liberador mío pero no de dolor sino de conmoción e impulso final y las palabras de mis parteras dándole la bienvenida a una hermosa bebé, que aunque no sabíamos el sexo, en los últimos instantes antes del expulsivo comenzó a ser mencionada en femenino por las adivinas parteras. Después de su salida, la tuve inmediatamente entre mis brazos, le tomaron allí sus signos vitales, luego se deslizó mi placenta sin esfuerzo.

Minutos después nos recostamos en la cama los 3, Leticia se prendió de mi pecho y nuestras parteras nos consintieron como a la recién nacida familia que éramos, nos dieron el desayuno más rico del mundo, nos alistaron la placenta para ser consumida por mi en batidos deliciosos de frutas y proteína, me dieron un suero intravenoso vitamínico, revisaron que no hubiera rasgados vaginales, cortamos el cordón umbilical varías horas después del nacimiento con un ritual hermoso con una vela y palabras liberadoras, midieron, pesaron y revisaron lo reflejos de Leticia y hacia las 2pm nos dejaron solos con la casa perfectamente armónica, limpia y preparada para los días que venían. Nuevamente todo fluyó, sin expectativas, sin contratiempos, sin preocupaciones, sin horarios, con paciencia y algunas dudas que nos fue resolviendo poco a poco Leticia. Escogimos estar solos los 3 todo el tiempo de la cuarentena, sin ayudas externas, con nuestros dos perritos y con las visitas frecuentes de nuestras parteras quienes fueron guardianas de nosotros con el mismo amor de siempre. Nuestra familia respetó este tiempo de intimidad, cuidándonos a la distancia.

El nacimiento de Leticia fue mejor de lo que algún día imaginé y agradecemos una y mil veces haber escogido a LUA en la preparación y vivencia de nuestro momento más sublime y poderoso de la vida.

Martha Liliana Bonilla
Arpista
Parto en casa Bogotá
Febrero 2021