Experiencia familia Muñoz Medina: Nacimiento Salvador Muñoz Medina
Ya ha pasado un poco más de un año y la decisión de tener a nuestro hijo Salvador en casa fue la mejor elección que pudimos tomar.
Como mujer y madre, pude cumplir mi sueño de parir un hijo de manera natural, acompañada por las personas que me aman, bajo una luz tenue, en la calidez del hogar, teniendo la posibilidad de beber algo si tenía sed o comer algo ligero si tenía hambre, tenía la libertad de moverme, ponerme de pie, arrodillarme, ponerme en posición de cuadrupedia si así sentía que tenía que hacerlo conforme el proceso del trabajo de parto iba evolucionando, pude cada vez que necesité abrazar muy fuerte a mi esposo en las contracciones, no teníamos apuros, tuve un trato digno y afectuoso por parte de mis acompañantes parteras, pude escuchar un poco de música tranquila, tuve la libertad de expresarme sin temor a ser juzgada por gritar o gemir del dolor mientras mi bebé buscaba el camino para salir al mundo fuera del útero. Cuando Salvador salió del vientre pudimos estar con él de inmediato, pude ofrecerle pecho y no despegarme de él ni por un instante. Para el padre y la hermana de Salvador fue maravilloso poder tener esta experiencia y disfrutamos cada momento.
Transcurridas unas horas después del nacimiento de Salvador, me preguntaba ¿Por qué no todas las mujeres tienen derecho a vivir la experiencia de parir un hijo de la forma como yo tuve al mío? ¿Por qué tenemos que parir en posiciones antinaturales, en lugares fríos, con luz desagradable, sin nuestra familia presente? Hoy en día contemplo mi experiencia de parir en casa con tanto amor y felicidad, sin reproches o sinsabores, sin cicatrices en mi cuerpo o mi sentir y pienso sin duda alguna que si quisiéramos tener otro hijo más adelante, volvería a buscar tenerlo de la misma manera y que mejor que con la compañía del equipo LUA.
Mil y mil gracias por enseñarnos que tener un parto es sinónimo de amor y respeto.
Gisselle Medina
Parto en casa Bogotá
Agosto 2020
